Atelier del alfarero

Ene 20
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La alfarería se da a partir de la creación del torno, la herramienta consiste en un disco redondo y plano que gira para permitirnos moldear el barro para darle la forma que buscamos.


La existencia de tornos está atestiguada desde al menos el año 850 a. C. por los egipcios y por los mesopotámicos. En la época de los fenicios, 700 a.C. comenzó a extenderse el uso del torno del alfarero, y se produjo un aumento bastante significativo de la demanda de recipientes y platos de cerámica. Con la llegada de la cultura ibérica empezó a fabricarse de manera más estandarizada la creación de las piezas. En ese momento los elementos eran de madera y el eje solía clavarse en el suelo mientras la rueda giraba, permitiendo así realizar piezas con mayor rapidez.


Fue en la Edad Media cuando el torno sufrió los cambios más notables, las variaciones se concentraron en: el torno de carrete, en el torno de rueda de cruces y por último en la rueda del alfarero.
El torno siguió usándose con mecanismos similares a los de la Edad Media. Sin embargo, no fue hasta 1820 cuando se adaptó un motor a vapor que aumentó la velocidad y la productividad de los tornos. Posteriormente, comenzaron a añadirse moldes al torno que hicieron que el trabajo fuera mucho más fácil y cómodo, lo que facilitó la estandarización y velocidad de la producción.


A inicios del siglo XX nació el torno eléctrico tal y como lo conocemos a día de hoy, eligiendo la velocidad. A pesar del avance tecnológico, la herramienta artesanal del torno ha cambiado muy poco en su diseño desde su invención.

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